¿Alguna vez se han preguntado por qué en las películas los personajes principales no se parecen a sus versiones más jóvenes que aparecen en flashbacks o años previos? La respuesta es obvia, debido a que no puedes esperar años a que los actores crezcan se contratan a diferentes actores de diferentes edades para interpretar a los personajes en diferentes etapas de su vida. Pero... ¿qué pasaría si realmente se esperan varios años a que los actores crezcan?
Esa es la premisa principal de la película Boyhood, que cuenta la historia de la infancia y adolescencia de un pequeño niño enfrentándose a los problemas de la vida desde los 6 años hasta los 18. La cosa es que la película se filmó en el transcurso de 12 años, desde el 2002 hasta el 2014, filmando un poco cada año mostrando el envejecimiento de no solo el actor principal, sino de todos los involucrados.
Incluso ver envejecer 12 años a la madre (interpretada por Patricia Arquette) es impresionante, ver sus arrugas aparecer escena por escena, convirtiéndose de una nueva madre a una persona que tiene que decir adiós a sus hijos, hace a uno reflexionar sobre sus propias experiencias.
La historia es realmente inexistente. Es simplemente los problemas a los que se enfrenta un niño en su familia a través de su infancia y adolescencia vistos desde el punto de vista del niño. Lo cual es impresionante, porque la historia de la vida de este niño es increíblemente interesante, y no es que le pasen cosas fuera de lo normal, pero la forma en la que se cuenta hace que te identiiques fácilmente con los personajes.
Parece como un capítulo de dos horas y media de The Wonder Years, una historia real de vida en donde no existen personas ni buenas ni malas, todo sucede en tonos de gris.
Boyhood es una película como ninguna otra se ha visto antes, una sorpresiva historia sobre la infancia, la vida y el crecimiento tanto físico como interno, que es sin duda una de las mejores películas para ver este verano.
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